domingo, 15 de mayo de 2011

Torpedos Nerviosos

Me he dado cuenta que me cuesta escribir aquí. Este blog, tan público, tan accesible… No lo sé. Creo que es una herramienta increíble; yo tengo uno personal, y ahí la cosa es diferente. A diferencia de ese lugar (creado por un poco debajo del año), aquí no puedo escribir sin tapujos. O por lo menos, no me siento con la libertad de hacerlo. Vayan a saber porque, quizás al final de cuentas, hasta poco importe que haga yo de mis fines de semanas.
Pero algo que quería comentar, es sobre el Día del Libro este viernes pasado. ¡Que manera de sudar y querer terminar luego esa cuestión! No siento que la culpa sea de alguien en específico; de hecho, ni si quiera se si la culpa debería ser una palabra implicada en este asunto desafortunado. Pero resumiendo las cuentas, fue una de las situaciones más extremas de mi carrera de actriz colegial.
Ahí, en esa escena del balcón, no solo me tiritaban las rodillas por el hecho de estar conciente que si seguíamos sin recuperar la línea de la obra, yo iba a terminar tirándome de allá arriba; sino que además, podía sentir y respirar esa tensión corporal y mental de allá bajo, dónde Matías y Franco estaban. De reojo, veía la desfiguración facial del Profesor Luis, y la sonrisa semi nerviosa de Miriam. Por la mugre, que esto se termine rápido, por favor. No pedía aplausos, ni felicitaciones, ni haber salido decentemente linda en la grabación de la cámara de mi mamá… Solo pedía dignidad a la hora de terminar lo que era y fue, mi último día del libro.
Y gracias a Dios, no fue demasiado pedir. Por lo menos los rostros expectantes de todos esos papases mostraban una mueca de satisfacción por lo que veían; una mueca de agrado.
Mi moraleja principal fue: los torpedos con los nervios, no funcionan. Aprendí también, que el frío de la noche más el calor ultra venoso del cerebro, infunden un tibio valor que borra la percepción de quien actúa. Y que finalmente, nunca nada es tan terrible.

*Tampoco es que quiera pasar por esa clase de momentos siempre.  

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