domingo, 17 de abril de 2011

Eso de ser familia

Hoy día, por vez consecutiva, mi hermana tuvo la amabilidad de despertarme a las ocho de la mañana (madrugada). Ella es tan original, que todos los fines de semana, tiene diferentes formas de despertarme.
Ayer sábado, abrió la puerta lentamente. “Dani… Dani…”. Abrí un ojo. Su sonrisa (que ocupa más de lo normal en su carita) hizo que en vez que saliera un “Ándate, déjame dormir”, solo le devolviera (o intentara) una sonrisa. Un poco fallada a tamañas horas de la mañana, pero la intención es lo que vale, dicen. Y bueno, hoy fue menos decoroso. Sus gritos se escuchaban por toda la cuadra. Con suerte, no salieron de la comuna, y todo por maña.
Ella es súper diferente a mí, en especial a esa edad. Yo me acuerdo que cuando tenía cuatro, si mi mamá me decía que me callara, yo lo hacía, sin pensarlo, y de puro susto. En cambio, Victoria lucha por sus derechos hasta el final; incluso si la están amenazando con que no verá sus monitos el fin de semana. Mientras pueda hacerle honor a su nombre, ella hasta el final.
Su mente tiene forma de raíces cuadradas. Antes de aprenderse las vocales, se aprendió bien los números; cuando sabía sumar, contaba las letras de las palabras que decía. Ahora que esta en el colegio y tiene tareas, ella prefiere hacer las de matemáticas primero. Es algo que no me cabe. Tiempo invertido en algo que ella terminó transformando en operaciones aburridas. Yo fui de la idea que le comprásemos un silabario. Según mi mamá, ella lo iba a hacer de todas formas, pero que tampoco quería que la Vico se apegara mucho a las letras. Y yo podía entender esa sobre lectura en sus ojos, labios, y terminaciones nerviosas: No queremos otra artista en la familia. Llámenme como quieran, perseguida, da lo mismo. Para mis papás, el que yo quiera ser Escritora y después estudiar Arte para de alguna forma, complementar las dos cosas que más me gusta hacer, significa inevitablemente, morirme de hambre. Infelicidad. Pagar cuentas con amor. Bla, bla, bla. Esas cosas aprensivas típicas de un par de padres que se desgastan intentando subirte el ego con cosas como “tu eres para más”, “tienes buenas notas, darás una buena PSU, estudia otra cosa…”. ¿Y la felicidad? ¿El desarrollarse en las habilidades que Dios te da? A la punta del cerro.
Pero como iba diciendo. Mi hermana chica, es diferente. Yo digo (bromeando), que nos salió media comunista. Que algún día, la vamos a ver tirando piedras en las protestas, y que mi mamá va tener que partir a buscarla a la comisaría. Y que en caso que ella no vaya, yo feliz la voy a buscar. (Ojalá sea menor de edad si, porque sino, estaríamos en problemas). Más que nada, porque yo soy pura boca a veces, y me hago la agrandada. A mi no me da para estar en manifestaciones (creo). Prefiero verlo de lejos, con el favor de Dios que no me llegue una piedra en la cabeza o algo parecido. Y seguramente, me pondría a llorar si me suben a un Guanaco. Llamaría a mi mamá… Todo mal.
Victoria tiene espíritu de líder. Yo sinceramente siento que lo tengo, pero no lo ocupo, no me interesa desarrollarlo tampoco. A diferencia de ella, que se nota que le gusta imponer presencia, amenazar disimuladamente con su facilidad de manejo, en todo grupo en el que se pueda encontrar, incluso con sus no pares. Cuando le pegan, ella le dice que eso no se hace, y después lo ignora; a mí cuando me empujaban, me ponía a llorar, y esperaba a que se me pasara.
Las malas lenguas, hablan que somos iguales. Pero cada vez me convenzo que solo se trata de un asunto facial, y quizás corporal (en un futuro bastante más alejado)

No hay comentarios:

Publicar un comentario