domingo, 13 de noviembre de 2011

Cuenta Regresiva

Todo el mundo me lo dijo. Cada uno de los seres que me rodean y pisan la tierra comentó: "Se pasará volando". Y así, como si de una bola mágica se tratase (o simple experiencia), fue. Ahora, algo ansiosa, espero sin más que esta semana pase tal cual pasaron las muchas otras, caminando junto a mi lado, sin que yo me diese cuenta; algunas me sonrieron, otras me lloraron... Otras me gritaron de rabia, de cansancio, y otras pocas se hicieron inolvidables y maravillosas de una forma simple, no por lo que aparentaban, sino por lo que contenían.
Oficialmente, no quiero que esta sea mi despedida. No todavía. Siento que hay un enorme corcho en mi corazón, tapando y encargándose de no dejar salir atisbo de emoción letrada. Eso sí, hasta hacía un par de días atrás, el blog no era mi prioridad.
¿Alguien me explica por qué fui a parar a Urgencias a nueve días hábiles de salir del colegio? Quiero creer, pensar y sentir que Dios tenía algún propósito desconocido para mí... Quizás darme cuenta lo frágiles que somos, y no porque lo viese solo en mí, específicamente. En un lugar como ese, aunque se trate de una Clínica, la atención sigue siendo escasa, mala. Fracturados, riñones que no cumplían su función, escuchar vómitos caer al piso de algún lugar cerca de la salita en dónde mi presión quería escapar hasta las nubes y no volver... E interminables otras condiciones humanas, que gracias al cielo, lo mío no era más que una nimiedad.
Aún así, los días de licencia pude concluir que sería la última oportunidad de enfermarme sin que me perjudique demasiado. El próximo año, no habrá dedicación de alguna Javiera Zúñiga que se encargue de mandarme pautas y recordarme tonteras escolares... Tampoco un Maximiliano Ochoa que me espere todas las mañanas para irnos juntos al colegio; tampoco una Anastassia Nallar que me haga reír hasta que me duela la guata, o un Franco Tacchi que hable tanta tontera junta. O un Matías Valenzuela con el cual discutir hasta que abrazar; tampoco una Daniela Mora que se siga preocupando por mí a pesar de la "lejanía", o un Alvaro Navea que con su guitarra y su música me distraiga cuando lo necesito; una Francisca Villalobos que con un abrazo haga demasiado; menos un Camilo Muñoz que con su objetividad me haga pensar en cosas que quizás el no se imagina; un Sebastián Arraño que se queje por fuera, pero que sea tan agradecido por dentro; un Pedro Pablo Ahumada que pregunte las cosas tantas veces como tú le has respondido, y siga siendo agradable, o un Nicolás Allende que con su "loca" me saque más de quicio, y aún así se lo aguante...

Curso, ¿Se acordarán de mí como yo los recordaré?

1 comentario:

  1. Sinceramente espero que estos recuerdos no se borren de nuestra mente, y que siempre tengamos la imagen de nuestros compañeros como somos ahora. Personalmente, no voy a olvidar todo lo que pasamos juntas, Dani: cuando te quedabas a dormir en mi casa, tantas largas conversaciones y tantos ataque de risa que no paraban... Sí, me acordaré de ti.

    ResponderEliminar