viernes, 18 de noviembre de 2011

Final

¿Se acuerdan que dije que conservaría este blog para siempre? Sinceramente, creo que no podré. Más adelante se explicará el por qué.
Leí mi primera entrada. POR DIOS, ¿Qué pasaba por mi cabeza en ese momento? Reclamona, chata de todo cuando recién estábamos en marzo; insegura de todo lo que se me venía por delante, y pensando todo lo que demoraría en llegar a mi último día de clases... Y aquí estoy, tecleando como una ex estudiante del Colegio Montahue, sin darme cuenta como el tiempo voló instantáneamente. Quizás soy la única a la que le pasa, pero todo lo que creí claro hasta hace un tiempo atrás, ya no lo considero más. Sí quiero ser profesora; sí quiero enseñar, tener paciencia, caminar con jóvenes que quieren alcanzar sueños, y tenderle una mano a quienes creen no poder llegar a ellos. Principalmente, porque tuve profesores así durante mis últimos seis años de escolar, los que se encargaron de afirmar bien mis raíces, de regar mis esperanzas, y de plantar semilla en buena tierra... Educadores, personas de calidad que te trataban como eso, personas, capaces de lograr todas las metas puestas en nuestro porvenir.
He notado un crecimiento en mí. Este año no fue fácil para mí. Cruce una infinidad de porquerías, cosas y personas que quise olvidar y matar de mi memoria. Pero, Dios terminó enseñándome de manera extraña que suceda lo que suceda, todo tiene un por qué, un propósito, y que como hija de Él, solo debo perdonar. Definitivamente, queda mucho que crecer, cambiar, madurar y caer del árbol. 
Revisando otras entradas, me arrepiento de una en especial. "Sinceridad Lingüística" se salía de todo contexto escolar, pasando el límite de lo personal. Pero la principal razón del por qué creo, no debí escribirla, es bastante sencilla: esa área de mi vida ha sanado hasta el punto de no dejar cicatrices. Para ese entonces, yo solo era de las que respondía de la misma forma, y hasta hoy, he aprendido que la peor manera de resolver las cosas es ojo por ojo, diente por diente. Por lo mismo, pido perdón para quien fue dirigido, si herí más de alguna fibra, o incluso si le resbaló proviniendo de mí: "Desconocida", te deseo lo mejor.


Hoy fue maravilloso. Lloré desde el alma, desde incluso más profundo... Extrañaré mi colegio. Ese lugar en el que Dios se sentía por donde caminaras, en donde podías orar si lo necesitabas, alabar, o simplemente caminar sin rumbo, porque siempre te toparías con alguien: un profesor, algún compañero, o hasta la Canela, que aunque no lo crean, más de alguna vez me acompañó hasta mi casa, queriendo entrar la patuda... Fue y será la perra más increíble del mundo. Como alguna vez leí en algún blog, en ella, aunque sea un animal, se puede ver reflejada fervientemente la personalidad de Jesús: siempre fiel, humilde, precisa. Si hasta lloró el último lunes de nosotros, el cuarto medio... Jamás las palabras serán suficientes para agradecer todo lo que viví en ese lugar. Desde las cosas malas, hasta las buenas...
Curso: Los Amo, y Amaré siempre. Nos encontraremos en la Iglesia, en los retiros, en el grupo de jóvenes, y en más de algún asado, con la guitarra, las palmas, y las voces que no callaremos jamás, porque ese es nuestro propósito: Hablar y confesar a nuestro creador.
Profesor Luis: Uf... Mi futuro colega, nuevamente gracias por absolutamente TODO. Por inspirarme como lo hizo, los consejos, las bromas, los chistes, el hacerme creer que sí soy buena en la literatura, y ser mi referente en la sala de clases. Lo quiero muchísimo, hermano en Cristo.


A estas alturas, no sé si esta todo bien redactado. Solo se que como última publicación, vomité todo lo que sentí, no había expresado en este lugar. No seré capaz de escribir nuevamente aquí, con otras anécdotas, otros reclamos, otras historias... Todo lo que se escribió, es genuino, perteneciente a esta etapa de mi vida. Por lo mismo, se que algún día volveré a releer a la Daniela que soy hoy. Todavía malas pulgas en las mañanas, llorona, que se ríe hasta por los codos, y que es sobreexigente consigo misma, en especial en las áreas que se le hicieron amenas. 
Pero esta Daniela también, se lleva en el corazón que aunque siempre se catalogó como Humanista, logró captar al final de la larga carrera, que Dios tiene un propósito gigante para su vida, que incluso en sus debilidades la hará fuerte... Gracias Señor.



FIN.

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